ANÁLISIS TÁCTICO: FINAL MUNDIAL CLUBES FIFA | MANCHESTER CITY 4-0 FLUMINENSE | GUARDIOLA CAMPEÓN

Vamos a analizar la final del Mundial de Clubes entre Fluminense y Manchester City, en un partido en el que chocaron 2 estilos de juego muy diferentes, el relacionismo y el juego de posición. Ambos equipos realizaron una buena presión alta, la gran diferencia entre ambos equipos fue la cantidad de jugadores que involucraron en cada fase del juego. Aquí Fluminense tiene a 6 jugadores para presionar a 5 del City. Los de Guardiola en salida de balón tenían a 5-6 jugadores involucrados, lo que hacía que siempre tuviesen la alternativa de jugar balones largos si no progresaban con pases cortos.

Tras esta buena presión Fluminense recuperó y tuvo uno de los mejores ataques del partido con una combinación rápida que terminó anulada por fuera de juego.

Una de las claves del relacionismo es acumular muchos jugadores en una zona, aquí vemos a casi todos los de Fluminense cerca de balón, con el Man City presionando también con mucha gente. Cuando esto se produce la idea es aprovechar la debilidad de la defensa en el otro lado, girando la jugada. La decisión de Marcelo es buena pero la ejecución es muy pobre, permitiendo a Aké recuperar.

El central conduce sin oposición hasta la frontal del área, finaliza con un gran tiro que pega en el palo y Julián Álvarez está muy hábil para elegir correctamente con qué parte tocar el balón, marcando el gol con el pecho.

En la jugada del segundo gol vemos la cantidad de jugadores que involucraba Diniz en salida de balón. Prácticamente todo el equipo en el primer tercio pero la progresión de balón no fue eficaz, produciéndose demasiadas pérdidas para los recursos utilizados en la primera fase de construcción. Aquí se produce la pérdida con Aké saltando, el City recupera, pase atrás de Gralish y vamos a ver como Rodri en cuanto recibe va a escanear a su alrededor identificando la debilidad en la defensa de Fluminense.

Andre decide saltar a cubrir a Rodri dejando a Foden libre en su espalda. Rodri lee perfectamente el juego filtrando el pase para el inglés que finaliza y aprovecha un desvío para marcar.

Y en el tercero, una buena presión tras pérdida con 3 jugadores con posibilidades de recuperar, Kovacic se hace con el balón, Julián Álvarez que había realizado un gran esfuerzo para presionar, corre atacando el espacio, Kovacic lo ve y Foden va a correr por el carril central sin perseguirle ninguno de los jugadores de Fluminense, asistiendo el argentino para el gol de Foden.

El Manchester City, que sin estar a su mejor nivel, se convierte en campeón del mundo ante un Fluminense al que le faltó ritmo para poder intentar ganar la final.

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